Los métodos de coexistencia y ganadería regenerativa contribuyen a la conservación del gato andino en la estepa patagónica

En el último año y medio se lograron tres valiosos registros de este felino en zonas donde productores de fibras naturales implementan técnicas ganaderas amigables con la vida silvestre.

El gato andino (Leopardus jacobita) es un pequeño felino que se caracteriza por su asombroso pelaje de manchas verticales y una cola proporcionalmente larga. Sus poblaciones son escasas y están fragmentadas en zonas de Argentina, Bolivia, Chile y Perú, lo que lo convierte en uno de los felinos más amenazados del mundo y el único de América clasificado como “en peligro” por la UICN (Unión Internacional para Conservación de la Naturaleza).

Entre las principales amenazas que enfrenta esta especie en Patagonia norte se destaca la caza en represalia por parte de productores ganaderos -dado que al ser carnívoro puede afectar los rebaños- y el atropellamiento en rutas y caminos. Otros factores que lo ponen en peligro son el manejo ganadero no sustentable que reduce la densidad de su principal presa, el chinchillón; la pérdida de hábitat por extracción de hidrocarburos y minerales; y el aumento de la temperatura y la aridez en la región por el cambio climático.

Gato andino. Crédito: Juan Reppucci de Alianza Gato Andino.

Gracias al fomento de técnicas de coexistencia y de ganadería regenerativa, desde octubre de 2023, WCS Argentina ha logrado  tres registros de gato andino después de varios meses de monitoreo con “cámaras trampa”, un método que consiste en colocar cámaras con sensores de movimiento en los lugares donde se cree que habita y transita la especie, a partir de registros anteriores de avistaje en algunos casos, o indicados por pobladores locales en otros.

En agosto de 2024 fue visualizado un gato andino junto a su cría en el departamento  de Malargüe, provincia de Mendoza. También se lograron otros dos valiosos registros a fines de 2023 en Neuquén y a mediados de 2024 en Malargüe. Estos hallazgos se dieron en zonas de pastoreo de ganado, donde los productores vieron reducidas las pérdidas por depredación de carnívoros silvestres en un 90% gracias a la implementación de metodologías no letales de control, como la incorporación de perros protectores de ganado. De esta manera, pudo verificarse que la  especie continúa en el área y que las técnicas de coexistencia y ganadería regenerativa se están fomentando en sitios estratégicos para su conservación junto a productores de ganado ovino y caprino que producen fibras naturales en la Patagonia.

“Cada hallazgo muestra que nuestros esfuerzos de conservación son necesarios para evitar la desaparición de esta especie”, comenta María José Bolgeri, doctora en biología y gerente de manejo regenerativo de WCS Argentina. “Considerando su crítico estado de conservación, desde hace casi 20 años nos dedicamos a monitorear su distribución dentro y fuera de las áreas protegidas y hemos logrado más del 75% de los registros confirmados en la estepa patagónica hasta el momento”.

Registros de gato andino con cámaras trampa de WCS Argentina.
El trabajo sostenido para impulsar la coexistencia

En base a sus investigaciones científicas y al trabajo colaborativo con la Alianza Gato Andino y las comunidades locales, WCS Argentina promueve prácticas de ganadería regenerativa que contribuyan a la coexistencia de la actividad con el gato andino y con la vida silvestre en general. Entre ellas, métodos no letales para prevenir la depredación de los rebaños como la incorporación de perros protectores de ganado. Ellos se crían junto al ganado y marcan territorio, evitando que los carnívoros silvestres como el gato andino, zorros y puma se acerquen. Otro método es la utilización de elementos de disuasión visual, auditiva y olfativa cerca de los corrales para mantener alejados a los depredadores durante la noche.

Actualmente, la organización trabaja con 75 familias productoras en varios puntos del país, como Mendoza, Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz, que han sumado este tipo de estrategias. Impulsó la incorporación de 84 perros protectores de ganado y acompañó la introducción de otros 150 por parte de las agencias de gobierno y las asociaciones de productores. Por adoptar estos métodos no letales junto con técnicas de pastoreo que permitan la regeneración de las pasturas, las producciones de fibras naturales y otros derivados del ganado obtienen la certificación internacional Wildlife Friendly® (Amigable con la Fauna Silvestre). Esta distinción permitió a muchos productores aumentar un 15% el valor de venta de su producción.

Productora Isabel Quilaqueo y su perro Pirén, en Neuquén, Argentina. Crédito: Gregorio Ibáñez.

“Los estudios muestran que la mayoría de los productores consideran que las estrategias disuasivas reducen eficazmente las pérdidas por depredación. Creemos que es necesario seguir escuchando sus necesidades, logrando puntos de encuentro entre el desarrollo productivo y la conservación de la fauna silvestre”, señala Bolgeri.

Conocé la historia de Campanario, un perro que protegiendo el ganado también contribuye a la conservación del gato andino.

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